La cocaína, conocida simplemente como coca, es un alcaloide tropano cristalino y fuerte estimulante utilizado sobre todo como droga recreativa. Las formas más comunes de consumo son inhalación, insuflación o inyección en vena. La cocaína es muy adictiva, y existe un alto riesgo de sufrir dependencia, aunque el periodo de consumo haya sido corto.
Es uno de los estimulantes del sistema nervioso central más potentes que se conocen. Su único uso aceptado en medicina es como anestésico local y vasoconstrictor, aunque no se utiliza habitualmente, ya que se sustituye por fármacos mucho menos tóxicos y peligrosos. Esta droga se presenta comunmente en forma de polvo blanco, cristalino y de sabor amargo. En los ambientes de drogadicción se denomina “coca”, “nieve” o falopa”.
Es clorhidrato de cocaína, obtenido a partir de la pasta base con clorhídrico y acetona-etanol. La pasta base se obtiene por maceración de la hoja de coca con sulfúrico, previa exposición a petróleo y carbonato potásico. Se presenta como una pasta parda-negra fumable y se denomina “suko”, “baserolo”, “suzuki” o “basuko”. Esta es la parte menos pura y más tóxica por contener restos de azufre y gasolina.
Otro derivado es la base libre, que es clorhidrato de cocaína extraído con éter, que deja unos cristales casi puros de cocaína base muy potente. Es un polvo blanco-pardo. Lo que se conoce como “crack” tiene aspecto de porcelana y triturado semeja escamas de jabón. Se fuma mezclado con el tabaco o bien se calienta en una pipa de agua y se inhala, también se mezcla con marihuana. La vía de empleo más frecuente de la cocaína es la mucosa intranasal, es decir, se esnifa en dosis que se conocen comunmente como “raya” o “tiro”.
Los principales efectos de la cocaína se producen en el sistema nervioso central y en menor medida en el sistema cardiovascular.
Físicos: Aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial, vasoconstricción generalizada, aumento de la actividad muscular, aumento de la temperatura, dilatación de la pupila, sudoración y temblores.
Psíquicos: Sensación de euforia, elevación del estado de ánimo, sensación de mayor energía, disminución de la percepción de fatiga y aumento de la capacidad de trabajo, hiperactividad motora y verbal, insomnio, desinhibición, aumento del interés sexual, disfunciones sexuales, impotencia o frigidez, alteraciones del ciclo menstrual, amenorrea e infertilidad, entre otros muchos.
Efectos crónicos : El consumo de cocaína produce graves complicaciones crónicas tales como el trastorno paranoide crónico, la psicosis paranoide con ideas de persecución, agitación, irritabilidad, cansancio, impulsividad, pérdida del deseo sexual, pérdida de la motivación y trastornos de la memoria. Habitualmente los consumidores de cocaína se vuelven suspicaces, depresivos e irritables, lo cual les conduce frecuentemente a una conducta agresiva. Terminan sucediendo accidentes vasculares en diferentes partes del cuerpo como son infartos de fatales consecuencias.