El alcohol, es la droga de abuso más extendida en el mundo.
Produce una de las más importantes intoxicaciones, tanto por sus efectos como por el gran número de personas que afecta, aunque sólo sea de manera incidental.
La presentación más difundida del alcohol es el etanol, que se encuentra en todas las bebidas alcohólicas en una proporción que varía desde el 2-6% en la cerveza hasta el 60% en las bebidas destiladas de más alta graduación.
El alcohol produce dependencia tanto física como psíquica. Esta dependencia se diagnostica, desde el punto de vista clínico, cuando se cumplen al menos tres de los siguientes factores:
-La duración del consumo o la cantidad ingerida es mayor de lo que el sujeto pretende.
-Deseo persistente de consumir o repetidos esfuerzos inútiles de suprimir o controlar el consumo.
-La persona pasa la mayor parte del tiempo tratando de obtener alcohol para consumirlo, o recuperándose de sus efectos.
-La persona sufre intoxicaciones frecuentes o síntomas de abstinencia en situaciones domésticas, laborales o de otro tipo.
-Se detecta una reducción de las actividades sociales a causa del consumo de alcohol.
-Consumo casi permanente de alcohol, a pesar de ser consciente de tener un problema social, psicológico y médico.
-La persona consume alcohol para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.
Aunque mucha gente cree que es un estimulante, en realidad el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. La aparente estimulación se debe a la desinhibición que produce, y a las perturbaciones sensoriales y motoras.
Al contrario de lo que pueda parecer, el alcohol produce una bajada importante de la temperatura corporal. Al beber se produce una sensación de calor porque los vasos sanguíneos se dilatan, llega más sangre a la piel y aumenta la sudoración. Los dos fenómenos combinados hacen que el cuerpo pierda calor más rápidamente, esto causa la muerte de muchas personas sin techo que con el bajo nivel de consciencia producido por el alcohol, no se dan cuenta de la bajada de su temperatura corporal y entran en hipotermia mientras duermen.
El consumo excesivo y continuado de alcohol se asocia con una gran cantidad de patologías : daño hepático, cardiopatía, daño cerebral, amnesia, perturbaciones del sueño, déficit inmunitario, anemia, gastritis, alteraciones intestinales, pancreatitis, impotencia, infertilidad, psicosis, convulsiones y síndromes neurológicos y psiquiátricos.
En las mujeres embarazadas, el alcohol tiene graves consecuencias sobre el feto.