La Adicción al sexo se caracteriza por un patrón recurrente de comportamientos patológicos relacionados con el sexo y lo que le rodea. Este patrón tiene en común en todo los adictos tres fases:
Aquí se llegan a tener conductas extremas a veces para el sujeto (relaciones con extraños en sitios públicos, viajes para tener relaciones sexuales exclusivamente, prácticas sexuales que no producen disfrute a la persona)
Este patrón se instaura cuando esta actividad placentera y sana para los seres humanos se ha utilizado inconscientemente para cubrir carencias de personalidad. Desde ese momento el enfermo busca esas relaciones en teoría sanas y placenteras de una forma compulsiva y sin control.
Esta actividad empieza a realizarse en el tiempo libre o como actividad placentera en un principio. Con el tiempo esa actividad pasa a ser central, apoderándose de la vida del individuo. Así interfiere ya en aspectos vitales de la persona y le resulta ingobernable.
Afecta a nivel familiar (llegando a perder la pareja), laboral (afectando negativamente hasta perder el trabajo), social (la persona se aísla de los círculos que fueron de su confianza cada vez mas), aficiones (abandona actividades que le eran gratificantes).
Esta evolución desemboca en un cuadro depresivo. La persona solo “disfruta” realizando sexo compulsivo que le hace hundirse más en la depresión. No encontrando salida a este círculo.
En este momento, la solución es el tratamiento.
El tratamiento consiste en llevar a cabo una serie de pautas para conseguir no recaer, iniciar actividades incompatibles con este tipo de prácticas, rehabilitar esas áreas de personalidad alteradas por esta adicción y conseguir una vida satisfactoria y plena incluido el aspecto sexual